Desde 2019, he tenido el placer de alojarme en Zoe-Aegeas en varias ocasiones y es una absoluta experiencia sensorial. A parte de su buena UBICACIÓN, diría que lo más espectacular son las VISTAS. Es muy fácil llegar desde la estación del bus y no hace falta subir ni bajar infinitas escaleras empinadas, como sucede en otros hoteles de lujo en Oia. Está justo al lado de la cúpula más fotografiada e icónica de toda Grecia (la de las postales), y la panorámica de la caldera y del pueblo de Oia, hacen que sea un lugar donde pararse a contemplar. Pasan les horas, y ya sea con un café o una copa de vino en mano, no puedes moverte de la terraza para observar un mar de plata infinito, los reflejos del sol según el momento del día o simplemente, ver el vaivén de gente paseando en silencio. Como digo siempre, aquí el "síndrome de Stendhal” está incluido en el pack. En cuanto a arquitectura y a diseño de interiores, cada casa es única y tiene su propio encanto. Combinan mobiliario de madera vintage con detalles modernos y líneas rectas, que dan una sensación de blanco, espacio y comodidad en general. Los baños incluyen detalles de piedra volcánica (pica, ducha, etc) que evocan el origen natural de la isla. Para acabar, el anfitrión es también digno de mención. La ayuda, la hospitalidad y la atención al detalle de Zak en todo momento es un plus importante a toda la experiencia. Su buena energía, simpatía y generosidad son de agradecer, y la buena comunicación me recuerda lo parecidos que somos griegos y catalanes. También su asistente, Anastasia, que nos recibió la última vez por la tarde-noche y nos explicó un montón de detalles y lugares nuevos para descubrir, a pesar de haber estado allí en otras ocasiones. Ya estoy contando los días para volver a Santorini y alojarme en este paraíso en la tierra. ¡Muchas gracias! Moltes gràcies! Ευχαριστώ πολύ!…