Si en algún tiempo el Hotel Villa Belvedere fue un hotel, hoy, sin duda, ha dejado de serlo. Según consta en la información de alguna de las operadoras “el Hotel Villa Belvedere ocupa una antigua villa aristocrática del siglo XVIII, situada en la apacible campiña toscana, a 15 km de Siena. Ofrece aparcamiento gratuito”. Del todo cierto. De hecho, esto y la información sobre la ubicación es lo único cierto de todo lo descrito en las descripciones que se ofrecen sobre la oferta de este establecimiento. A partir de aquí, todo parecido con la realidad es inexistente. Nos alojamos en Villa Belvedere durante seis noches de agosto, del 9 al 15. El hotel está ubicado de forma inmejorable. El aspecto exterior del edificio no adelanta nada bueno, pero con la fe puesta en la información que se ofrecía en la reserva, esperamos a llegar a la habitación para juzgar. Según las referencias de la operadora de reservas, “todas las habitaciones están amuebladas con elegancia y cuentan con baño privado, bonitos suelos de parqué y TV vía satélite. Algunas son más amplias.” En nuestro caso, la habitación estaba cerrada a cal y canto, al encender la luz apareció una estancia coronada por una lámpara de madera de la que entre una docena de luces solo una “alumbraba”. Los muebles son antiguos, faltos de limpieza y están deteriorados (ver los pies desmontables de la cama), al igual que las ventanas y las contraventanas. De los bonitos suelos de parqué no hemos tenido noticia, pero limpios no estaban, y respecto a la TV vía satélite se trata de un pantalla TV tamaño monitor. El baño es antiguo, con azulejos en muchos casos rotos, con falta de iluminación, una bañera manchada por algún producto y un teléfono de la ducha extremadamente corto del que a duras penas emanaba agua. Las toallas son paños Ante este panorama, de forma acertada o no, optamos por hacer de tripas corazón y poner toda nuestra atención en que no se nos fastidiara nuestra semana en la Toscana. Medidas de urgencia: no deshacer maletas y colgar las camisas en el baño, con todo, la zona más decente de la habitación. La opción de colocar la ropa en el armario ni se planteó. Después de más de 6 horas de viaje decidimos conocer el resto del “hotel” y darnos un baño en la piscina; la mejor zona. Pero antes, actualizamos móviles en busca del servicio “wifi gratuito” que, después de rastrear y rastrear, solo existe en la zona de la recepción y a duras penas. Con el lema de que “una noche se pasa de cualquier manera”, pasamos la primera y con el nuevo día bajamos a desayunar. El desayuno es abundante, aunque gran parte de lo ofrecido son galletas o bollería industrial y no productos frescos. Sin embargo, contando con un enorme jardín, se sirve en una habitación sin apenas iluminación. A estas alturas ya teníamos claro que íbamos a limitar todo lo posible nuestra estancia en el hotel y ni siquiera nos atrevimos a darle una oportunidad al restaurante. Realmente, es una lástima porque la amable y eficiente atención del personal y de los responsables del hotel se desluce en unas instalaciones que no reúnen condiciones mínimas para ser considerado un alojamiento. No dudamos de que ponen todo su empeño en sacar adelante el establecimiento y prestar un buen servicio, pero no parecen ser conscientes de las condiciones reales en que se encuentran algunos rincones de esta villa. Ahora la gran duda que se nos plantea es como todo lo que aparece en la información de Villa Belvedere es un “Contenido verificado por Booking.com”. Desde nuestra experiencia, es imposible.…