Precioso pueblo y hotel restaurante con una fuente llamativa y nombre sugerente que invitaba a entrar. En primer lugar separar Hotel del Restaurante para no generar confusiones, en nuestro caso comimos en el Restaurante. Bonita decoración, bonita cubertería y bonita vajilla. Los platos algunos ricos...(carrilleras y rabiolis) y otros insufribles como el cochinillo con piel de goma (no había forma de que crujiera) o la sardina ahumada que era pura salmuera. La tosta con jamón normalita y los postres igual. La peor parte de la comida fue el servicio, al servir los platos el camarero articulaba con mucha rapidez unas palabras en voz baja y totalmente ininteligibles de donde intuíamos que trataba de explicar que era cada plato, no lo consiguió. El siguiente problema fue el tiempo trascurrido entre el servicio de los platos, de la tosta con jamón (primer plato) a la sardina ahumada tardaron 20 minutos, al final tardamos más de dos horas en poder comer (de 14:30 a 16:37 hora del ticket). Al preguntar al camarero por el retraso entre platos contestó de manera desairada y cortante que es así, nada de un disculpe el retraso o argumento que justificará un retraso y que podríamos haber llegado a entender, no fue el caso. CONCLUSIÓN: No comas aquí si quieres tener tiempo para visitar el resto de la zona, te perderás cosas más interesantes que una cocina con potencial pero irregular y unas malas contestaciones a un precio nada barato.Más