Encontrar este hotel fue una agradable sorpresa ya que no se menciona mucho, una magnifica adaptación de un ex casa de convento del siglo XVII, está muy bien ambientado y los cuartos son amplios y con sabanas y toallas de la mejor calidad, el desayuno bastante bueno aunque no tienen en su menú los clásicos tamales oaxaqueños, su ubicación es inmejorable a solo cuadra y media de la iglesia de Santo Domingo y el servicio muy atento y amable.Más
- Wifi gratuito
- Restaurante