Excelente hotel, muy bien decorado, se nota que es un edificio con historia que han reciclado. La entrada es imponente, el subte está a la vuelta, hay varios lugares para desayunar cerca, ubicado a cuadras de la abadía de wetminster y de buckinham, y de los parques. Muy buen opción. Las botellas de agua de cortesía son de vidrios embotelladas en el hotel, muy buenos amenities y las mucamas son muy serviciales. Habitación espaciosa. Baño sin bañera un poco pequeño, no dejar de tomar el te con scons. Tienen su propia miel , que se puede ver en el cuarto piso. Los gerentes conversan con los huéspedes una vez a la semana, en el lobby donde te ofrecen una copa de vino, el concerge habla español. Volvería!