Hotel a la altura de la cadena. Habitaciones perfectas, baños pequeños(en nuestro caso) pero suficiente y bien equipado, con una ducha de la que no apetecía salir. Habitación muy amplia, cama muy confortable y estupendo desayuno. Viajamos con un niño de 2 años y el trato fue excelente en todos los sentidos, con personal que hablaba español y nos facilitó información de todo tipo. Merece la pena el restaurante del hotel. Cocina de alta calidad sin ser excesivo en el precio. Cuenta con un spa estilo urbano que está bastante bien.
Está al lado de la estación de trenes, muy céntrico para visitar la ciudad. Nosotros viajamos en el mes de diciembre y fue una maravilla ver los mercadillos navideños. Muy buena experiencia.