Esta crítica corresponde a una cena en grupo a finales de Mayo de 2014.
Acogida: fría y dubitativa. Decoración: contemporánea, en línea con la mayor parte de los restaurantes de esa línea. Predominio de madera y granito, elegante. Servicio: correcto, voluntarioso. Destacadas carencias en cuanto a formación sobre servicio en sala (detalles como servir los platos con los dedos asiendo la parte interior de los mismos y el notable decalaje en la llegada de cada fase de la degustación no son aceptables en un restaurante con pretensiones de estrella Michelin y a un precio acorde a estas pretensiones).
Entre los platos que componían el menú degustación destacaron, entre otros:
- Tallarines de manzanilla sobre crema de algas, gamba blanca de Huelva y albur ahumado: concepto interesante pero la mezcla de sabores en torno a los tallarines (demasiados gelatinosos) era anárquica y sin ningún sentido. Decepción unánime entre todos los comensales.
- Carpacho de ventresca de atún rojo con gazpacho de verduras asadas y helado de vinagre de Xerez: correcto, ligeramente demasiado ácido debido al helado de vinagre de Jerez. El minúsculo trozo de mojama de atún era bueno y quizás demasiado perdido en una sopa en exceso abundante.
- Yogur de foie sobre compota de melocotón: correctos, quizás el primero con demasiada textura Thermomix del que abusan los nuevos gastrobares mediocres que proliferan por Sevilla. Falta de carácter y sensación de deja vu, muy lejos de la experiencia gastronómica que se espera de este tipo de espacios.
- Cochinillo con aliño de col blanca y huevo: bueno, quizás por encima de la media del resto del menú propuesto.
- Poleá ligera con pestiño y helado de canela: postre muy bueno, con una agradable sensación de cercanía a la gastronomía tradicional: una pena que el resto del menú fuera tan incoherente.
Vinos: Matanegra VS y Numanthia, ambos excelentes y bien servidos.
En resumen, un lugar agradable, servicio correcto, buena carta de vinos y menú bien concebido y prometedor, aunque no totalmente logrado en cuanto a su ejecución. Es cierto, que probablemente sea uno de los pocos restaurantes de este tipo en la ciudad, pero lo ejecución de los platos y el nivel de experiencia gastronómica ofrecidos dista mucho de la excelencia. Finalmente, la impresión final está más próxima a la de un gastrobar común con pretensiones no logradas y a un precio demasiado elevado. Posiblemente le daré otra oportunidad para ver su evolución, pero por el momento no lo recomiendo si ya se ha tenido la experiencia de conocer otros estrellas Michelin a menos de 250 Km como Atrio o Aponiente. Si, por el contrario, se trata de una primera experiencia, puede resultar interesante, aunque a un precio difícilmente justificable.