Empezar diciendo que el hotel es un magnífico punto de partida para visitar Madrid. Una zona céntrica cerca de todos los puntos de interés pero a la vez en una calle tranquila, lo que se agradece en el descanso y disfrute del hotel. Con paradas de renfe, autobús y metro a escasos minutos andando.
Es increíble poder disfrutar de un antiguo palacete en pleno centro de Madrid, techos de ensueño y detalles que te envuelven en un lujo continuo.
Personal de categoría, amable, atento y cuidadoso en todo momento hacen de este hotel una estancia inmejorable.
El buffet gratuito que se sirve cerca de la entrada es un punto a su favor, un piscolabis en el que como te descuides comes, meriendas y cenas a la vez. Poder disfrutar de bollería variada, yogures, bebidas, sándwiches y un sin fin de comida que se va reponiendo es algo que veo por vez primera en un hotel, y para todos los clientes. (Horario de 13.00 a 24.00 y de 14.00 a 24.00 los fines de semana)
La habitación elegida fue la suite, limpia, tranquila, amplia y de palacio con altos techos. Tiene un pequeño salón independiente que se comunica con la habitación, una buena cama y una amplia zona vestidor dentro de la habitación.
Dentro de la habitación hay tele, pero en un lado lo cual dificulta su visión para el que está en el otro extremo de la cama, es cierto que no podría ponerse en un sitio mejor, pero podría solucionarse si tuviera integrada un soporte de esos que pueden manipular la posición de la televisión.
El baño quizás sea lo que menos me gusto, pequeño y con cortina, sin ducha, solo bañera, algo ajustado para una suite, pero es tan limpio, y tan acorde con la habitación que es algo que podría pasar por alto, con tantos detalles y productos de cortesía que no te dejarán indiferente.
Agua mineral y conexión wifi gratuita en la suite (aunque tanto el wifi como el agua son gratis en cualquier habitación)
El salón de la suite es perfecto, amplio, cómodo y funcional...es una pasada, con televisión plana.
El vestidor que está dentro de la habitación es fantástico, con sitio más que suficiente para dejar maletas, ropa y todo aquello que necesites.
La cama cómoda y para perderte en ella (existe carta de almohadas, algo importantísimo para mí)
Es un lujo de habitación de 55 metros cuadrados en un hotel de lujo.
En definitiva, para ver Madrid creo que es el destino acertado, por su situación, por la tranquilidad, por el personal que tiene que ofrece una atención insuperable, por la limpieza, es un cuatro estrellas que nada tiene que envidiar a uno de cinco. Sin dudarlo, en Madrid, me quedo en el Catalonia Las Cortes.