Para empezar, decir que no somos una pareja muy delicada a la hora de dormir en cualquier sitio. Hicimos una escapada a Valencia para conocer la ciudad y desconectar de la rutina, aprovechar para descansar y visitar el Oceanografic, pero ocurrió todo lo contrario, los peores días de nuestras vidas, cuando llegamos al hostal nos encontramos con el recepcionista (dueño del hostal) con carácter seco, al cual tuvimos que sacarle las palabras con sacacorchos, apenas nos dio instrucciones ni nada, nos dio la llave y punto, ni bienvenidos ni ostias. El show acababa de empezar cuando llegamos a la "habitación" por llamarlo así, un auténtico antro, nada más ver la habitación nos dio ganas de volvernos y salir corriendo. Para empezar olía como si hubieran dormido cerdos, nada que ver con las fotos que hay colgadas en la web, parecía que estábamos en los años 30. Nada más entrar en la habitación nos encontramos con un lavabo sucio y muy asqueroso junto a un cristal incrustado en la pared lleno de gotas de pintura de hace muuucho tiempo ya que las paredes estaban sucias con muchas manchas, incluso llegamos a ver escritos detrás de la puerta de gente que había estado allí. El suelo, al igual que la pared era como de los años 30, sucio y con regalitos debajo de las camas, como papelitos, mocos y demás historias. Y qué decir cuando abrimos las camas para dormir y encontrarnos las sábanas con lindos pelitos rizados que nos acompañaron todas las noches, ya que parece ser que las sábanas se cambian de año en año, así cada huésped puede dejar su olorcito para el siguiente huésped. Ah! y no olvidar esos colchones con muelles sueltos que hacían que tus noches fueran inolvidables luchando para encontrar la postura y no hincarte los muelles en las costillas, por una parte del colchón encontramos un muelle oxidado que salía por fuera, así que tenéis que ir vacunados del tétanos. La iluminación es una triste bombilla, sin portafocos, que nos recordaba a esas casas abandonadas de las películas de terror, con sus telarañas y todo. También nos encontramos con un "mueble" o eso creíamos que era, que consistía en cuatro tablas junto a una barra donde colgar la ropa, cosa inútil ya que cuando nos pusimos a colgar casi se nos viene encima ya que una de las patas estaba coja y se encontraba en equilibrio. Tras tragar con todo esto, aún quedaba lo peor: llegó la noche y volvimos para dormir y descansar después de un día entero andando y conociendo la ciudad, nos fuimos al maravilloso baño compartido donde el agua caliente nunca llegó, era del mismo estilo que las habitaciones, un WC sucio donde podías coger unas buenas infecciones, una ducha del pánico a la cual tuvimos que acudir con chanclas ya que podías salir de allí con hongos por todo el cuerpo. Las toallas desaparecieron del cuarto y el último día pudimos disfrutar de toallas grandes que nos cubrían todo el cuerpo y abandonar las de lavabo. El descanso durante la noche era imposible porque no hay ningún tipo de control ni horario para el ruido, la música alta, los niños corriendo por el pasillo y conversaciones hasta altas horas de la madrugada por los apartamentos colindantes que parecen ser turísticos. La última noche que coincidía con la feria de Julio casi nos quedamos en la calle (el recepcionista no nos dijo que nos lleváramos la llave de la calle y no había nadie en el hostal), dio la casualidad de que llegó un chico y nos abrió, sino noche a la luz de la luna. Cuando llegó por fin el último de los días y nos dispusimos a dejar el hostal, al dejar las llaves en recepción, el "simpático" recepcionista no nos despidió parecía que él mismo sintiera vergüenza del asco de hostal que posee. No entiendo los comentarios que hacen por aquí, nosotros nos guiamos por éstos y así acabamos...No dejéis las llaves en el alojamiento si no queréis que os roben, no hay ningún control de quien entra y sale de allí, tú mismo vas a las casillas y las coges o las dejas. No recomendable para nada, no volveremos ni que nos paguen, pagaríamos por no ir.