Hemos disfrutado de la tranquilidad y la excepcional calidez de El Ventós dos veces en el último año; visité este hotel en familia por primera vez en la primavera del 2014 y volvimos en octubre, cuando los árboles empiezan a teñir sus hojas de ocre y el viento refresca al atardecer. El Ventós es un modesto y cálido hotel de piedra y madera, ubicado en el entorno privilegiado del Parc Nacional de la Zona Volcànica de la Garrotxa (que ofrece muchas rutas y excursiones que disfrutar en cualquier época del año), donde el viajero puede huir del estrés y la rutina entre volcanes, setas, montañas y las más campestres comodidades (incluso wifi en todos los rincones).
El personal, muy atento y simpático, nos facilitó la estadía desde el primer momento. Ambas veces nos alojamos en la Suite El Ventós: acogedora y cuidada, con una cómoda salita y una terraza magnífica. Sus vistas son desde luego impresionantes..
El Restaurante, con platos sencillos pero deliciosos (embutidos, tablas de quesos, pasta, ensaladas...) es totalmente recomendable para aquellos paladares que saben disfrutar de la cocina de temporada. ¡Hasta los postres fueron exquisitos!
El único problema que encontramos fue el personal de restauración, bastante inexperto y manco en detalles, especialmente en el desayuno (olvidaron tostar el pan y nos lo encontramos congelado, por ejemplo..). Es una lástima que en un hotel de este calibre sucedan estas cosas, pues escarchan el recuerdo del huésped, que fácilmente...Hemos disfrutado de la tranquilidad y la excepcional calidez de El Ventós dos veces en el último año; visité este hotel en familia por primera vez en la primavera del 2014 y volvimos en octubre, cuando los árboles empiezan a teñir sus hojas de ocre y el viento refresca al atardecer. El Ventós es un modesto y cálido hotel de piedra y madera, ubicado en el entorno privilegiado del Parc Nacional de la Zona Volcànica de la Garrotxa (que ofrece muchas rutas y excursiones que disfrutar en cualquier época del año), donde el viajero puede huir del estrés y la rutina entre volcanes, setas, montañas y las más campestres comodidades (incluso wifi en todos los rincones).
El personal, muy atento y simpático, nos facilitó la estadía desde el primer momento. Ambas veces nos alojamos en la Suite El Ventós: acogedora y cuidada, con una cómoda salita y una terraza magnífica. Sus vistas son desde luego impresionantes..
El Restaurante, con platos sencillos pero deliciosos (embutidos, tablas de quesos, pasta, ensaladas...) es totalmente recomendable para aquellos paladares que saben disfrutar de la cocina de temporada. ¡Hasta los postres fueron exquisitos!
El único problema que encontramos fue el personal de restauración, bastante inexperto y manco en detalles, especialmente en el desayuno (olvidaron tostar el pan y nos lo encontramos congelado, por ejemplo..). Es una lástima que en un hotel de este calibre sucedan estas cosas, pues escarchan el recuerdo del huésped, que fácilmente podría ser inmejorable.
¡Ánimo y a seguir mejorando, chicos! Hasta la próxima :)Más
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