Reconozco que mis expectativas eran muy elevadas al visitar el hotel al ser la primera vez que me alojaba en un cinco estrellas. El servicio fue en todo momento correcto, la piscina estaba bastante bien, la habitación era cómoda y amplia, el baño era práctico y limpio y el desayuno buffet fue verdaderamente delicioso.
No tengo ningún tipo de queja, al contrario. La estancia en general, y especialmente el desayuno, fueron muy satisfactorios.
No obstante, me hubiera gustado algún tipo de detalle a mayores, un valor diferenciador que cabría esperar en un cinco estrellas con tan buen nombre como el Kempinski. Recomendable, sin duda, pero siempre es mejorable.Más
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