Posee una excelente vista del puerto y la Mansa, sus ambientes son cálidos y recuerdan el chalet que fue en algún momento. Para temporada baja es excelente, para la alta, tal vez demasiadas mesas.
Una atención impecable que se ciñe a las reglas del servicio de mesa de manera natural y descontracturada. sin que se note, es un restaurante de lujo.
Muy buenos platos, no son para compartir,algunos parecen mas abundantes que otros. Preparados con puntos óptimos de cocción y sabor justo en las salsas.
En esta oportunidad dejé de lado pescados y mariscos por un lomo a la pimienta y pasta, todo dentro de la misma calidad
Voy desde hace más de diez años y creo que seguiré yendo.
No es un lugar económico -ninguno de sus vecinos lo es- , está dentro de lo habitual en esa zona.
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