Suciedad, desorganización y pésimo servicio definen mi estancia aquí.
Debían haberme enviado un remís a recogerme al aeropueto y no lo hicieron. Menos mal que les llamé y media hora más tarde me enviaron uno.
Se excusaron diciendo que me esperaban para un mes antes de la fecha en que llegué (yo les mostré mi mail de confirmación con la fecha correcta), el 30% del importe de la estancia ya lo habían cobrado y no me dijeron nada en ese supuesto mes de diferencia en el que no acudí.
Tuve habitación porque dio la casualidad de que estaba libre, puesto erraron en algo tan básico como reservar para la fecha que les indiqué.
Había reservado habitación doble matrimonial y resulta que no tenían en el hostel. Nos metieron en una habitación con dos camas separadas, una de ellas con las sábanas usadas. Nos tocó cambiar las sábanas y hacer las camas a nosotros.
Se suponía que al día siguiente iban a limpiar la habitación y juntarnos las dos camas y tampoco fue así. Tuvimos que esperar dos días hasta que se dignaron a entrar a "limpiar" la habitación. Digo "limpiar" porque la mesa estuvo cuatro días con un dedo de polvo, lo que unido a la poca ventilación que tenía provocó la consiguiente reacción alérgica de mi cuerpo (soy alérgico a los ácaros).
Cuando realicé mi reserva obviaron el detalle de que el baño no era privado, sino compartido. Además en una de las duchas daba miedo ducharse ya que el techo se estaba desconchando y parecía que fuesen a caerte trozos mientras te duchabas.
Mención aparte merece el desayuno. Se "sirve" en la terraza superior de la casa. Un termo con café y otro con agua caliente, un bote de mermelada, otro de dulce de leche y la mantequilla. Eso es lo que hay si tienes suerte de que alguien antes que tú no se lo haya acabado, como me ocurrió el último día con la mantequilla, se acabó y no tenían más.
Los tres últimos días estuvimos sin servilletas. Avisamos de que se habían acabado (bueno más que servilletas era un rollo de papel de cocina) y su respuesta fue, "es que aquí se acaban las cosas y nadie avisa!!". Dos días después de haber avisado nosotros aún no habían comprado.
Siguiendo con el desayuno podías tomártelo si tenías suerte de que hubiera cubiertos y tazas limpios. Por las mañanas había allí una mujer que se debía dedicar a las labores de limpieza pero sólo hacía que fregar el suelo de la cocina, ibas a utilizar algún cubierto y te encontrabas con que no había ninguno limpio. Asimismo lo más frecuente era encontrarte las mesas del desayuno sucias, llenas de migas o pegotes. Nadie se molestaba en limpiarlas, ni los usuarios ni los propietarios/empleados del Hostel.
Lo único positivo que puedo destacar es que el colchón era bueno, y estaba bien situado en la ciudad, aunque la música de los pubs de alrededor se oía en la habitación hasta las 2 o las 3 de la madrugada.
Te preguntarás porque no me fui de allí, ¿verdad? Pues es que cometí el error de pagar mi estancia por adelantado antes de ver la habitación, y además no quería perder un día de mis vacaciones buscando otro alojamiento, pero creo que sólo le recomendaría este lugar a un enemigo, sobre todo si es alérgico al polvo!!!!