Desde el primer momento que llegué el trato fue excelente. Todo un concepto de hotel familiar. De hecho, desde que sabían de mi rutina ya lo tenían todo preparado en cuanto llegaba. La manager (Sra. Ratana) es una gran profesional y muy accesible, pendiente siempre de todo. Quise comprar unas cosas para mi hijo y ella me lo gestionó. Además el día que quise subir al Tiger Cave, al haberse ido ya el tour, ella me localizó una persona para que me acompañara. No me extraña que a Tailandia le llamen el país de la eterna sonrisa porque siempre te reciben de forma muy acogedora. Miren
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