Siendo San Gil un punto de referencia para los deportes extremos, el vuelo en parapente sobre el Cañón del Chicamocha es una experiencia a realizar.
Mi experiencia fue excelente en todo momento y resultó mejor de lo que había pensado. Mi plan original era cotizar en diferentes agencias turísticas de San Gil para encontrar la que me convendría más. Durante la visita al Parque Nacional del Chicamocha, cerca de la entrada, vi un módulo que ofrecía vuelos en parapente. Decidí acercarme a preguntar sobre los costos y horarios. El precio (tras convertirlo mentalmente a la moneda de mi país) me pareció accesible, siendo que se trata de un deporte extremo y era temporada alta (Semana Santa 2022). Por desgracia, la empleada me dijo que estaba todo reservado ya para ese día, pero que podía dejar anotado mi número telefónico en lista de espera por si se desocupaba un lugar. Al no tener nada que perder, así lo hice. No llevaba ni 15 minutos dentro del parque cuando recibí un mensaje donde se me decía que había un cupo disponible y preguntaban si seguía interesado en realizar el vuelo. Acepté y regresé de vuelta al módulo de la agencia. Tras llenar el formulario de datos personales y realizar el pago (aceptan tarjetas), no esperé ni 20 minutos para que llegara el transporte a recoger a quienes realizaríamos vuelo. Para mí, fue excelente, ya que me evité cotizar en diferentes agencias y arriesgarme a no encontrar un vuelo disponible para esas fechas, siendo que en Semana Santa, San Gil estaba repleto de turistas.
Ese desplazamiento en van (del Parque Nacional del Chicamocha al sitio del salto, ida y vuelta) está incluido en el costo, así que no tienes que pagar extra. Al llegar al sitio del despegue, todo está listo, de modo que tras una breve explicación de medidas de seguridad, se te asigna un instructor que será el responsable de tu vuelo. El mío se llamaba Giovanni (no recuerdo sus apellidos) y fue bastante profesional en todo momento, del despegue al aterrizaje. Yo ya había realizado vuelos en parapente en otros países, pero me sorprendió la facilidad del despegue aquí en Chicamocha; las corrientes de aire son excelentes y es mínimo lo que tienes que correr para poder despegar. Ya estando en el aire es sólo disfrutar la vista del lugar. El Cañón es impresionante, con zonas de diversos colores de verde (plantaciones y vegetación salvaje). El cielo despejado proporciona una magnífica vista, especialmente cuando a cierta distancia puedes ver otros parapentes sobrevolando el cañón. A diferencia de otras experiencias de vuelo (por ejemplo en São Conrado, Río de Janeiro), aquí sí se cumple con el tiempo prometido. Me indicaron que serían mínimo 20 minutos de vuelo, y así fue. Nada de un vuelo rápido y a aterrizar, sino que fueron muy buenos minutos para poder apreciar la experiencia. Debido a las corrientes de aire, en ocasiones el movimiento del parapente puede ser algo imprevisto, dándote un ligero mareo, pero nada grave. En todo momento se siente la seguridad del equipo y el profesionalismo del instructor.
El costo del vuelo dependerá de si es sencillo o "extremo". Este último significa que el instructor realiza maniobras más avanzadas durante el vuelo. Yo preferí el vuelo simple, e incluí el servicio de fotos. Ellos te rentan la cámara GoPro y al final del vuelo las fotos y videos que tomas son transferidos a tu celular. Mientras esperas la transferencia de los archivos, te regalan una botella de agua, para "reponerte" de la experiencia, que si bien no es peligrosa, sí causa cierto asombro que te da sed al final. Una vez que todos realizaron el vuelo y recibieron sus fotos, la van te regresa al Parque Nacional del Chicamocha. Así pude, tras el vuelo en parapente, continuar mi paseo hacia otras atracciones del lugar como es el Teleférico.