Los restaurantes no son gran cosa.Hay un jardín secreto llamado Rosier que merece una visita.S pocos pasos de la Rue Rivoli.

La rabia inmensa que te da ver la geolocalización exacta de mi smartphone en un edificio de París y no poder hacer absolutamente nada para recuperarlo. Es como una especie de tortura psicológica. No tuve la precaución de subir las imágenes a la nube y por tanto todas las fotos del viaje se han perdido por el robo en un autobús de línea en el Barrio Judio, ya que la sustracción fue a tres días de acabar las vacaciones, después de 7 días de recorrer los monumentos más importantes. Mi smartphone después del robo estuvo toda una noche en un edificio de la calle Gauthey y las dos siguientes noches en otro de la calle Sauffroy del distrito 17. Es un móvil de escaso valor económico y pensamos que ofreciendo una gratificación económica podríamos recuperarlo. Ya que una vez bloqueado de poco les va servir a los ladrones. Durante los tres días posteriores al robo enganchamos hojas anunciando una recompensa de 150 euros en los edificios donde se había localizado el smartphone, con la excusa de que lo habíamos perdido. Pero no obtuvimos ninguna respuesta. Nos vamos con mal sabor de boca de este viaje a París. Pero cuando llegamos el primer día, ya nos dio mala espina la inmensa pobreza que se respira a los alrededores de Gare du Nord y calles adyacentes. Ya que nosotros teníamos el apartamento cerca, en una zona algo deprimida. Aunque el precio del apartamento no fue para nada deprimido, ya que nos costó 3000 eurazos 9 noches. A las afueras de la estación de metro Barbès - Rochechouart que cogíamos cada mañana, daba bastante respeto por la cantidad de gente joven pululando sin oficio ni beneficio, con sus trapicheos y venta de no sé muy bien que. Por no hablar de la estación Gare du Nord, donde nos encontramos varios días a jóvenes durmiendo directamente en medio de las aceras cercanas a la estación. Libertad, Igualdad y Fraternidad se ha quedado en un bonito eslogan, pero que no se corresponde con la realidad de los ciudadanos en París. Es una ciudad de fuertes contrastes económicos, con una riqueza ostentosamente desmesurada en las zonas de lujo y una pobreza acuciante en las zonas más deprimidas. Una ristra de deportivos superlujo aparcados a la entrada de los hoteles como Lamborginis, Mclarens, Porches, etc... y luego paseas por las calles adyacentes a la Plaza Concorde y te encuentras una indigente joven durmiendo en medio de la acera, cerca del restaurante Maxim's y enfrente de unos escaparates con unos jarrones a 10.000 eurazos la pieza. La falta de equidad y oportunidades para todo los ciudadanos de París por culpa de un capitalismo salvaje, es el caldo de cultivo para que mi smartphone haya sido robado y nos vayamos con un mal recuerdo de este viaje a París.