Una excursión que deja mucho que desear. Paradas sin sentido, en medio de la nada, con la intención de que dejes dinero en los comercios locales. Un supuesto “wine tasting” que consiste básicamente en probar un culín de un vino que ellos quieren, para hacerte comprar. No puedes probar ningún otro vino, tan solo el que la bodega quiere que compres.
Por no hablar de la guía, no explicaba nada, iba con una rapidez Increible, en ocasiones la perdíamos de vista, y en el timanfaya nos explicaron mejor los propios trabajadores que la guía: ni una curiosidad ni explicación de interés.
En definitiva, una excursión que si haces por tu cuenta o con otra agencia la disfrutarás más.