La excursión a las Rías Baixas fue de lo más interesante y agradable.
El guía, Alexis, fue muy ameno y simpático, y durante toda la excursión nos fue contando historias y anécdotas de los lugares que visitamos, como la isla de La Toja, la Ermita de La Lanzada y la propia Ría, con un paseo en barco donde nos sirvieron mejillones y albariño sin límite.
Para comer hicimos una parada en el pueblo de O Grove, donde se nos dio total libertad. La única condición era estar a una hora concreta en el autobús, ya que las siguientes paradas eran el pueblo de Combarro y una bodega de albariño local (esta última a una hora concreta).
Pero la falta de seriedad de tres de las pasajeras hizo que el autobús saliese una hora tarde (además del tiempo que estuvimos esperándolas).
A causa del retraso, y para no llegar tarde a la bodega, Combarro lo vimos poco, mal y con la lengua fuera.
Pues eso, que un saludo y un abrazo a Alexis, que tuvo mucha (demasiada) paciencia con estas tres señoras.