Esta ruta se efectuó en una mañana espléndida de sol, con una luz y una visibilidad de 10. Con esta coyuntura todo resultó fenomenal ya que en esta actividad son importantes las condiciones atmosféricas.
El recorrido está muy bien estructurado, con un inicio el el Círculo de Bellas Artes que, aparte de las vistas desde la azotea, permite visitar varias dependencias del edificio. El final también tiene como aliciente la opción a rematar la experiencia tomando algo en el bar de la segunda azotea que se visita.
El nivel de la información que proporciona Emilio es de primera, además de contar con material gráfico muy bien seleccionado que ayuda de manera importante a la comprensión de las explicaciones.
Recomendable ir sin prisas, merece la pena olvidarse del reloj y dejarse llevar.
La visita es una buena opción para conocer al aire libre la evolución urbana de Madrid y puede resultar de interés no solo para turistas, también para los locales que quieran descubrir las peculiaridades de su paisaje urbano cotidiano.