El edificio es muy hermoso. El rojo del hormigón contrasta muy bien con con el verde del cesped y los árboles. El interés por la colección dependerá del gusto de cada uno. A destacar el restaurante en el que comimos (cuenta con una zona interior y una terraza). No tiene una gran carta pero todos los platos son deliciosos (probamos unos cuantos). El servicio muy atento y la relación calidad-precio fantástica. Creo que cuando corra la voz va a ser un sitio donde será difícil encontrar mesa. Desde luego si estáis por Cascais deberíais probarlo. Descubrí mi postre favorito desde ahora: la pizza de sandía!!!

...Una casita de chocolate. El edificio nos atrae y verlo es en sí una experiencia, Souto Moura escribe una historia visual que se queda en la retina. Quien conoce la obra de Paula Rego sabrá que dentro se esconde la bruja y que lo que vamos a ver puede aterrorizarnos. La pena es que faltan esas grandes obras que te hacen dar un paso atrás y entender que el cuento de hadas más terrorífico es la realidad. No entiendo que sus obras estén fuera casi en su totalidad y dejen para este museo solo las migajas de los dibujos y grabados.