El camino desde Atenas hasta Delfos está bordado con los nombres de la historia aprendida. La vista del Parnaso, el monte de las musas, es impactante. A su pie hay un bonito pueblo montañés pues en invierno funciona una estación de Sky. Ya en Delfos, su plano presenta la via sacra donde estaban las estatuas y tesoros (pequeños recintos donados por las distintas ciudades-estado con las ofrendas en oro, plata y marfil). También hay piedras poligonales con los nombres de los esclavos liberados en la Antigüedad, el templo de Apolo del que quedan algunas columnas doricas originales de más de dos mil años , la piedra de la Sibila (la primera pitonisa) y la piedra considerada el ombligo del mundo. Más arriba están el teatro y el estadio. Lamentablemente no se puede llegar al lugar de la fuente de Castalia ni a aquel de donde surgía el humo que causaba el trance de las sacerdotisas y sus oráculos, pero caminar por los sitios transitados por tantos personajes provoca sensaciones especiales.