Beijin es maravilloso, por su plaza, su Ciudad Prohibida, la Gran Muralla, la Ciudad olímpica... sin embargo, después de recorrer la Ciudad a fondo el visitar algun Hutong del barrio antiguo creo que es fundamental para terminal de conocer su cultura, su gente... A la zona que yo fui estaba cerca la Torre de la Campana y la del tambor, increibles verlas y mezclarse con su gente. Tiene una plaza donde la gente local practica un deporte de la zona muy peculiar y el entrenador curiosamente llevaba una camiseta del Betis Jaja!!! Después es muy bonito y curioso pasear por el barrio, por sus calles estrechas, ver las casas, el mercado callejero de frutas y verduras, calles donde poder comprar té y cosas típicas a buen precio, y si da tiempo pasear en un triciclo típico de la zona. Nosotros como fue una visita guiada nos explicaron cada Costa, cada significado de las puertas, los carteles... y pudimos entrar en una casa típica conociendo su patio central y cada una de sus dependencias.

Desde las estaciones Dongsi o Dengshikou de la Línea Nro. 5 de trenes subterráneos de Beijing se puede comenzar el recorrido por los Hutongs Shijia y Caoyang, respectivamente, yendo hacia el Este. Se recomienda no olvidar el rumbo cuando se recorren las calles angostas en el interior de los Hutongs. De todas maneras con un plano de la ciudad es muy difícil perderse. Los Hutongs son los barrios o colonias o urbanizaciones (depende del país Latinoamericano en que habitemos será como los denominemos nosotros) tradicionales chinas. Muchos de los Hutongs han sido derribados --y otros lo están siendo en este mismo momento y otros lo serán en el futuro-- para construir altos edificios para viviendas. Es muy triste ver como desaparecen tanto en Beijing como en otras grandes ciudades de China, pero en el otro platillo de la balanza hay que colocar la problemática poblacional China tan compleja, demandante de soluciones habitacionales cada vez mayores. Los Hutongs tienen un toque muy especial, muy auténticos y genuinos y son muy agradables y tranquilos para pasear por ellos. Allí se aprecia la vida cotidiana de las familias urbanas, sus comercios, se puede ver a los niños jugando en las calles sin preocupaciones de seguridad y a adultos jugando al dominó en las veredas. Los taxis en bicicletas con o sin motor son el mejor medio para transportarse por sus angostas callecitas. En todos los Hutongs hay toilettes públicos. Hay portones muy típicos de estilo chino, muchos pintados de color rojo (el color de la suerte para la cultura China), muy atractivos. Detrás de esas puertas se vislumbran intrincados pasillos muy angostos hacia las casas ubicadas en su interior; casi pequeños laberintos. Todo es muy colorido y simpático, con la gente muy amable, despreocupada y cordial. Nosotros no hicimos ningún tour y solamente caminamos. Pero hay recorridos organizados o bien lugares predeterminados para visitar, como restaurantes chinos o casas de familia chinas que reciben a los turistas y visitantes extranjeros, para lo cual conviene asesorarse en el front-desk del hotel. Fue un gran placer caminar al menos por dos Hutongs, aunque es cierto que podríamos haber aprovechado varias atracciones de haber pensado en un tour con guía o de haber llevado una guía de viajes impresa.