Me alojé en el hostel en Abril 2021, en plena pandemia en Brasil. La verdad es que creo que es una experiencia increíble alojarse en lo alto de esta favela de Vidigal. La habitación tenía unas vistas impresionantes y ya solo eso vale cada euro que se paga. Las dimensiones de la habitación eran geniales y la decoración buena, aunque el mobiliario está un poco desgastado. El desayuno se sirve en la habitación a la hora deseada y es muy completo, el problema es que el sol da con tanta fuerza en la terraza que apenas lo pudimos disfrutar ya que no hay ningún toldo ni nada que atenúe la intensidad luz y el calor. También coincidió con obras en el piso de abajo y el ruido tampoco ayudó a disfrutar mucho del desayuno. Lo único malo de la estancia. Por lo demás muy recomendable alojarse en Vidigal .

Una de las experiencias más brutales que tuvimos en Río de Janeiro. Subimos en moto mientras llovía, bien divertido, surcando la favela de Vidigal. Arriba había un restaurante donde tomamos algo y bajamos en furgoneta chunga. para repetir, aunque quizás nunca volver...