Nos llevaron allí con una visita guiada y me encantó este pintoresco pueblecito sueco con sus casas de colores y su tamaño "pequeño". Lo que mas me llamó la atención fue su ayuntamiento (el mas pequeño de Suecia) y que tuviera una estancia destinada a cárcel de borrachos que usaban voluntariamente sus ciudadanos cada vez que estaban ebrios en vez de volver a sus domicilios. La visita es aproximadamente de una hora.

Me gustó mucho. Fuimos algo apresurados saliendo del aeropuerto (ya que está a unos 20 minutos de este en auto). Pensé encontrar una ruinas alejadas pero no es así, están dentro del pueblito del mismo nombre que está junto a un lago precioso llamado Mälaren. Es conveniente llevar zapatos cómodos pues las ruinas se recorren a pie (no es grande, el recorrido tomará 15 minutos incluidas las fotos), no se cobra la entrada. Al lado de las ruinas hay un cementerio.