Todo el conjunto de pueblos sajones con iglesias fortificadas son imprescindibles en un viaje a Rumania, desde las mas conocidas como Viscri o Biertan hasta las que están en pequeñas aldeas merecen una visita tranqui.

En el siglo XIII se instalaron en Transilvania muchos colonos alemanes, que se beneficiaron de un estatuto específico, y llegaron a formar una comunidad muy fuerte de artesanos, agricultores y mercaderes. Al estar continuamente sometidos a las invasiones otomanas y tártaras fueron fortificando todas sus ciudades, y en las comunidades más pequeñas, sus iglesias, a fin de poder acumular víveres y poder soportar largos periodos de asedio. De todas las fortificaciones existentes en la actualidad, siete han merecido el ser consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Biertan, Calnic, Darjiu, Prejmer, Saschiz, Valea Viilor y Viscri. Nosotros tuvimos la oportunidad de visitar Biertan; el resto no pudimos visitarlas; pero si estuvimos en Cristian y Harman, que no comprendo muy bien porque no forman parte del selecto grupo anterior, ya que no le faltan méritos. En general, son todas muy parecidas, aunque cada una de ellas tiene su propia identidad: una iglesia central, rodeada por uno o varios muros defensivos, generalmente de un considerable grosor, con torres y bastiones, y todas las dependencias en el interior del recinto. Los horarios de visita y los precios de entrada varían de unas a otras, así que hay que informarse previamente. Hay que visitar al menos dos o tres de ellas para hacerse una idea de la vida en aquella época.