Tal vez el esfuerzo mayor que la Ciuda de la Cerámica ha llevado a cabo en los últimos años, en el aspecto monumental, es la lenta pero firme recueración de sus murallas, un conjunto destacado sobre todo por las presencias de esbeltas y poderosas torres albarranas, baluartes defensivos sobresalientes de la línea principal, pero con la posibilidad de ser aisldos de ella. Es muy notable el flanco que se alinea a lo larga de la Calle Carnicerías y prosigue por la Corredera, donde uno de los espacios de la vieja construcción dfensiva ha sido transformado en la singular Capilla del Cristo. Recuperado más recientememte, tambièn merece la pena visitar el extenso lienzo de la calle del Charcón (se encuentra a la vuelta de la antigua Iglesia del Salvador, hoy espacio cultural), mas irregular en sus materiales constructivos pero provisto de torres de soprendente majestuosidad. Se situa además en un entorno que fácilmente nos tralada a otras épocas de una ciudad que no ha tenido mucha suerte en lo que a su urbanismo se refiere.

Es observar y admirar el esfuerzo, que los habitantes de entonces, llevaron a cavo para protegerse de los constantes asaltos que sufrían, por ser la ciudad, lugar estratégico de comunicación y transporte de mercaderías… Según vestígios históricos, la ciudad fue la única que dispuso de tres recintos amurallados… Por algo sería