Una iglesia razonablemente bien mantenida, muy hermosa y grande. Está justo al lado del museo de arte sacro de la ciudad, donde funcionaba una escuela religiosa hace 400 años. No paga por visitarlo, es muy ilustrativo y está al comienzo de la parte histórica de la ciudad.

Es la Catedral de San Luis y se encuentra al final de la Plaza Pedro II, el espacio público más destacado de la ciudad vieja ya que contiene sus principales edificios públicos, como la casa de gobierno, prefectura, etc, Se llega por varios accesos, ya sea desde la Costanera, atravesando la plaza, o desde la zona comercial, Rua do Egito y Rua Grande, o desde el Reviver. Es una joya del arte sacro colonial. Presenta un gran atrio al que se accede por unas cortas escaleras. Su interior no es lo grande que se podría esperar después de lo imponente de su exterior. Presenta una nave principal dominada al final por otra más pequeña donde se encuentra el altar principal; allí los macizos dorados contrastan con los celestes del techo y las figuras del techo, en sí una obra de arte(recomiendo ver las fotos adjuntas). En los costados de la nave principal, se encuentran una media docena de retablos, también con columnas y arcos en celeste y dorado y con figuras, la Virgen, San José, San Antonio, etc, mostrando el sello del arte de aquellas épocas con figuras algo rústicas pero que impresionan. Dos altares laterales le dan marco al espacio del principal, uno consagrado a San Francisco y el otro al Sagrado corazón de Jesús, ambos espectaculares. Absolutamente original, allí uno tiene la impresión de que al salir encontrará los carruajes tirados por caballos de la época en que se construyó.