Pasamos por allí de casualidad, y como estaban en plena Happy Hour y tenían buenas cervezas decidimos parar a tomar algo. El bar tiene una decoración muy curiosa, además es enorme, con dos terrazas al aire libre.
Tiene futbolines en el interior, para pasar el rato...
Una amplia variedad de cervezas además de otras bebidas, yo probé una Hoegaarden especial de Quebec, con sabor a naranja, soy una apasionada de la cerveza blanca, sobretodo en veranillo, y esta me sorprendió muy gratamente.
Buena música, rock.
Vale la pena hacer un alto en la visita a Montreal para tomar algo en este local.