Este puente que bien podría ser la máxima atracción turística de cualquier ciudad promedio queda reducido aquí al paso de un escenario a otro. En la primera visita al lugar es probable que ni lo recuerdes, o lo encontrarás atractivo en algún repaso de fotos por la noche. La segunda vez, conviene invertir el sentido, podrás valorar su anchura de avenida y parar a mirar el Sena y su tránsito. La 3ra vez verás esculturas y águilas, lo asociaras con guerras y ejércitos y te darás cuenta que recuerda parta de la sanguinaria historia de París...de Europa...y que Napoleón lo caminó dada su fecha de construcción. La ciudad tiene varias capas y nuestros ojos necesitan volver a pasar para adaptarse a tanta riqueza y tanta historia. No subestimes ni el camino en esta ciudad. Volvé a pasar en un sentido y en otro, de mañana, de tarde y de noche. Es el puente de la Torre Eiffel, no te vas a cansar...y no es ni el más imponente ni el más bello.