Hice esta ruta porque era la única que encajaba tanto en mis días de estancia en Gijón como por nivel de dificultad.
El recorrido era a demanda, así que hay que consultar cuál es la excursión que se ofrece en estos casos, y en esta ocasión no pudo ser mejor, ya que toda la experiencia fue increíble. Las fotografías que adjunto no pueden expresar completamente lo que sentí. La paz que reinaba en el ambiente solo se veía perturbada por el sonido de los riachuelos y nuestras pisadas.
La ruta estaba considerada de dificultad media. Yo soy un senderista ocasional y de terrenos más bien llanos. En esta ruta nos encontramos tramos con barro y algunas subidas, y si bien no me resultó complicada, considero que haría falta tener un mínimo de fondo. El recorrido duró unas cinco horas largas entre ir y venir.
Además de la excursión, para mí merece una mención especial Xuan, el guía.
En todo momento estuvo pendiente de nosotros, con un trato muy cercano y analizando el terreno para sortear los tramos más fangosos.
Yo, sin duda, lo recomendaría con los ojos cerrados.