Entré allí buscando un buen regalo y me llevé tres por un precio ínfimo. Me recordó muchísimo a las librerías en mi estancia en Reino Unido (y por qué no, al mundo de Harry Potter). Es grande, pero estrecha, está llena de libros y de personalidad, y el hombre al que pertenece la librería es muy simpático y hablador. Puede parecer un poco extraño, pero una vez intercambias un par de palabras resulta muy divertido.
Tiene libros de todo tipo, casi todos de segunda mano, pero en muy buen estado. Los precios son muy buenos.