Uno de los museos más bonitos de toda la isla, aparte del museo en si, tienes una zona bastante amplia en el exterior, zona de picnic, un jardín botánico muy bien cuidado, un lagar bastante antiguo, una sala de exposiciones externa, baños, en definitiva un lujo haber ido por allí. Si quieres ir y pasar un rato agradable y llevar tu comida es el lugar perfecto.
Zonas, tanto internas como externas, muy bien cuidadas y con bastante mimo. Personal muy amable y simpático.
Sin duda, volveré a pasar por sus instalaciones.