Fuimos en dos oportunidades durante nuestra estadía en Barcelona. La primera vez llovía y mi primera impresión al verla no fue la mejor. Entre las grandes grúas, las máquinas para la construcción, sumado a los paraguas y la poca visibilidad, no quedé muy convencida de entrar. El último día, antes de seguir viaje por España mi marido insistió para volver. Le doy gracias por eso, ya que conocí la obra maestra de Gaudí en todo su esplendor. Su construcción fue iniciada en el año 1882 y todavía continúa hasta llegar a ser la iglesia más alta del mundo. De arquitectura moderna con formas de la naturaleza en su interior, imitando un bosque con sus columnas y una iluminación natural que al entrar los rayos del sol hacen una verdadera obra de arte.