Este parque constituye una agradable zona para pasear y pasar un día en la naturaleza dentro de la ciudad. Es uno de los parques más grandes de la ciudad de Barcelona aunque no es monumental ni de los más conocidos y visitados, pero precisamente ahí reside parte de su encanto, y por supuesto su frondosidad.
Fue diseñado por el paisajista francés Forestier, y completado por Rubió i Tudurí, siendo inaugurado en 1918.
En el parque pueden diferenciarse tres zonas:
- La parte urbana que se inicia en la estatua del Niño del Aro, con zonas infantiles, bancos, césped y rodeada de arboles como los árboles del amor (o de Judas), moreras, olmos, olivos.
- La parte histórica diseñada con jardines y caminos a diferentes niveles que proporcionan unas magnificas vistas sobre la ciudad. También hay un pequeño canal de agua que forma estanques y pequeñas cascadas. Pueden observarse plantas como el pitósporo, brusco, laurel, mimosa, adelfa y rosales. También hay muchos algarrobos, cipreses, eucaliptos, cedros y encinas, algunos de grandes dimensiones.
- La parte forestal es la de mayor extensión y hay muchas rutas para hacer un senderismo tranquilo y sosegado entre los árboles (pinos, cedros, encinas, etc.) y sorprendernos con la extensión de la ciudad a nuestros pies. Se pueden tomar muy buenas fotos en un día claro. Existe un curioso puente (puente de Mülhberg) que enlaza el parque con la calle Mühlberg, por encima de una antigua cantera.
Perfecto para ir con niños, hacer deporte o simplemente disfrutar de la naturaleza. Aunque las personas con movilidad reducida pueden tener dificultades para subir las escalones o transitar por subidas empinadas o terrenos algo irregulares.
Al parque se accede desde diversos puntos. El recorrido clásico se inicia en la plaza del Nen de la Rutlla, punto al que es fácil llegar en transporte público.
Desde el parque puede accederse fácilmente al turó de la Rovira y los bunkers del Carmel, desde donde se contemplan algunas de las mejores vistas de la ciudad de Barcelona. Eso sí, a ciertas horas (como la puesta de sol) se llena de turistas, lateros, etc. ya que los bunkeres se han convertido en un punto señalado por las guías turísticas.