Efectivamente, aunque ya estuve en este enclave en los 90, ahora lo he visitado con mi hijo de 16 años, y ha sido él, el que me insistió en ir a verlo y no se equivocó. Me a vuelto a dejar impresionado, aunque yo lo recordaba más salvaje, sus acantilados son impresionantes, las vistas y el sentido de libertad que dan son simplemente para dejarse llevar. Es uno de los lugares más bellos para ver un atardecer o un amanecer. Hay algunas tiendas más que cuando fui la primera vez, de souvenires, una cafetería bar y un restaurante en el mismo faro, pero el sitio sigue sin perder nada de su encanto. Para llegar la carretera desde Corcubión es un poco mala, pero merece hacer el recorrido desde Santiago de Compostela por la costa, y ver pueblos como Muros, Noia, Carnota, Pindo, etc. También hay una nueva carretera, o al menos una carretera mejorada desde la zona de A Coruña.