Fui a lo que anuncian en su página como montar a caballo, vino y queso (que te venden como cata). Para empezar el "guía" nos dejó solos en el bus, porque él iba en su propio coche y menos mal que el conductor del bus nos avisó de la parada dónde nos teníamos que bajar. A la llegada fui a buscar un sitio con WC y para comprar algo para comer y cuando salí de dicho sitio, el guía, llamado Michael, había pasado de esperarme a mí y a una amiga que se vino conmigo que fue la única que me esperó. Cuando por suerte les alcanzamos, nos dijo que teníamos que andar unos 40 min. hasta la hípica, camino que él volvió a hacer en coche porque una de las chicas del grupo tenía las rodillas mal y no podía apenas andar así que la recogió en su coche a la ida y a la vuelta. Este aspecto de la "excursión", de caminata a buen paso de hecho, de senderismo, no estaba especificado en ningún momento en la descripción de la salida, por lo que nadie había venido preparado para ello. Cuando por fin llegamos a la hípica, cansadisimos (por lo menos en mi caso), fue directamente montar a caballo, donde los guías o instructores a la que llegaban los caballos de una de las rutas, no les dejaron ni descansar y no nos preguntaron a nadie si era nuestra primera vez montando o no, de hecho a mí me hicieron subirme a un caballo del que me mandaron bajarme al rato, porque no era para alguien novato. Cuando comenzamos la marcha, al tal Michael se le ocurrió la brillante idea de ponerse a correr delante de los caballos para hacer fotos, con lo que evidentemente uno de los animales se encabritó y tiró a la chica que iba montada, llevándonos todos el susto del siglo. No fue algo grave, pero podría haberlo sido. Evidentemente yo ya fui con miedo y no disfruté del paseo y otra cosa que no entendí fue el no haber llamado a una ambulancia o algo, porque la chica se hizo daño en la espalda y eso es algo serio...Por otro lado lo vi demasiado masificado, íbamos más de 20 caballos, que de vez en cuando se ponían nerviosos los unos con los otros, como es normal y en cuanto se quedaban un poco rezagados nos instaban a que les hiciéramos trotar, algo que no me pareció muy lógico yendo tantos y con gente poco experta, además de parecerme un poco explotación hacia los animales que ya venían de más paseos previos. A la hora de la "cata" de vinos y quesos, fue aún más cutre la cosa. Michael sacó el queso y el vino de su mochila y nos lo sirvió en delicados platitos y vasitos de cartón a una excelente temperatura ambiente de casi 30°acomodados cual gallinas en el palo del corral, en una barandilla que había cerca. Aunque el vino no era de marca blanca, podría haberlo comprado al igual que el queso, en el Mercadona, porque visto lo visto...
A la vuelta otros 40 min. andando como si fuéramos a las olimpiadas (él y la chica de las rodillas mal en coche por supuesto), el resto nos quedamos esperando el bus y esa fue toda la maravillosa experiencia de esa maravillosa excursión. Creo que pocas veces he estado en algo taaaan cutre y con tan poca seguridad (por supuesto el reportaje fotográfico que se incluía inexistente). Lo mismo las demás actividades les quedan fenomenal para gente que esté de Erasmus, en plan fiestorro y cobrando lo que sea, porque claro ahí les dará igual que les den vino don Simón y no correrán el riesgo de que alguien se quede tetrapléjico al caerse de un caballo...