Bar de copas que nosotros abordamos a mediodía para un aperitivo y un poco de descanso.
El barman no nos hace excesivo caso, acaba de abrir (o eso parece) y tiene otros quehaceres, pero cosiéndole a preguntas al final le sonsacamos que el local era una antigua bodega de barrio de la que todavía quedan las botas de madera y algunas contienen vino y licores para la venta a granel.
El local ha sabido reinventarse en un bar de tendencia, manteniendo la parte de bodega, graneles, una etiqueta propia de vino, ouzo, vermú y brandy.
Bueno el vermú de la casa, no obstante, el precio sea excesivo lo que se puede entender por lo turístico de la zona, aunque no sea justificable para el nivel de vida de la ciudad.