El museo es excelente, el recorrido en general te hace pensar mucho sobre las ideologías políticas y sobre el ser humano y la crueldad de la que es capaz. En algunos momentos el museo es interesante, en otros deprimente, en otros me revolvió el estómago y mi novia estuvo a punto de llorar, pero es una historia que hay que conocer para entender esta ciudad más allá de su glamour o de su alegre ambiente.
El museo está muy bien organizado y tiene unas piezas de historia interesantísimas que atrapan la atención para los que somos amantes de la historia. Lo único malo, es que ya de por sí los relatos y lo que allí se vivió es trágico, desesperanzador y desgarrador, pero aparte de eso el museo maneja un tono algo amarillista respecto al sufrimiento al que fueron sometidas las personas ahí, obviamente es para lograr mejor su cometido, pero siento que funcionaría bien sin cosas como la música dramática, los efectos de sonido o sin las opiniones que se dan la libertad de expresar en la audioguía.
De igual manera me parece una visita obligada, es una casa del terror en todo el sentido de la palabra, mejores que las de los parques de atracciones con personajes de ficción como Freddy Krueger o Jason Vorhees, porque todo lo que cuentan ahí, fue real.