Un buen trecho de caminata, con descansos, hasta llegar a la cima. Ahí comienza la adrenalina, arrojarse desde una tarima de madera hasta el agua, unos cuatro metros aproximadamente. Luego siguiendo por la corriente de agua hasta llegar a los toboganes de piedra y tirarse por los mismos hasta el espejo de agua. Realmente muy agradable y por supuesto da un poco de temor, pero es seguro. La caminata del retorno es mas apacible y sin tanto esfuerzo.