En un lugar muy lindo de Chicago se encuentra este Museo.
En realidad no es un museo en si, sino un parque de diversiones cubierto donde los niños de distinta edad pueden disfrutar de los juegos y aplicar su ingenio, mientras los grandes aprovechan la oportunidad en algunos casos para volverse niños.
Con un niño de casi dos años, pudo jugar a conducir un omnibus, ir al supermercado, armar y desarmar juegos, jugar con agua, trepar y muchos juegos más.
Fueron alrededor de cuatro horas donde el tiempo pasa rapidamente y uno se va sorprendiendo al ir recorriendo el mismo.
Con niños es imposible no ir; sin niños igualmente vale la pena visitarlo.
Está muy bien decorado, muy limpio y tiene comercios para la compra de souvenirs.