La ciudad de las Vegas está construida en el desierto. Del como nació, como se abastece de agua y el número de visitas que tiene al año hay mucho escrito. Cuando yo la visité, año 1995, me impresionó y supongo que ahora más ya que en aquel entonces había interesantes proyectos en construcción. De la estancia decir que merece la pena ver y vivir su noche, con las luces y los reclamos de todos los casinos en funcionamiento. Es mágico y atrapa. Recuerdo que jugamos unos pocos dólares, en cuartos, y no perdimos todos en las distintas máquinas tragaperras de todos los casinos en los que pudimos entrar. Disfrutamos del ambiente hasta bien entrada la noche cuando nos pudo el cansancio. Durante el día, era una ciudad dormida por un sol de justicia, pese a lo cual, dimos una vuelta para ver la otra cara de la ciudad, con sus iglesias, donde poder casarte como te guste.