El entorno nos encantó, pero para ser un hotel de 4 estrellas deja mucho que desear: las camas de muelle súper incómodas, y almohadas finisimas, en el desayuno cucharitas de plástico color metalizado,descoloridas por el uso, daba vergüenza verlas, no habíajabon de manos en el lavabo.. el personal agradable y sobre todo en el comedor servicial y pendientes. Spa y la piscina cerrada por el covid,(pero te recomiendan el spa de otro pueblo). Precio elevado para no funcionar todas las instalaciones
El entorno y el lugar son fantásticos, pero todo aquello que depende del hotel nos pareció decepcionante: las habitación no estaba todo lo limpia que tenía que estar en época de Covid-19, la experiencia de la cena fue un poco surrealista (lo venden como un súper restaurante y resulta que solo optas a unas pocas elecciones de un "menú del día" cerrado) y lo del desayuno no tiene nombre (nada caliente y todo de una calidad que no es propia de un hotel de 4 estrellas). El hotel está situado en un entorno muy bonito y tiene unas instalaciones geniales, pero los días que estuvimos nosotros parecía que fueran cortos de personal y recursos para hacer lucir las 4 estrellas... Es una época complicada y el precio fue muy asequible, pero eso no quita que la experiencia terminase siendo decepcionante.…
La ubicación del hotel se encuentra en un paraje natural de la Sierra de Gredos muy bonito,con vacas, caballos... El desayuno y menú del restaurante Tésera, muy bien, calidad precio. Encontramos deficiente la limpieza del duplex, con telas de araña, polvo.... El personal del hotel muy amable. Piscina y spa cerrados por el covid.
El hotel tiene mucho encanto. La zona del restaurante muy bien decorada, acogedora. Tienes disponibilidad de alquilar bicis, aunque una lástima que por el COVID la zona del spa no estuviera disponible. En cuanto a la habitación, los colchones cómodos aunque las almohadas muy bajas. Con mini bar y baño amplio. El personal muy amable. Sin duda lo recomiendo para quien busque tranquilidad y buen servicio.
Buscábamos un sitio retirado, no muy lejos de Madrid. Y dimos con este sitio precioso: la Sierra de Gredos, a poco más de 2 horas desde el centro madrileño. Llegamos y el enclave era majestuoso. Teníamos uno de los hoteles más bonitos de la zona, y encima 4 estrellas. Todo parecía ser un fin de semana mágico e inolvidable. Y lo fue. Pero no como hubiéramos deseado. El entorno es precioso y las instalaciones con muchísimo potencial. El gran problema: la mala gestión o falta de ella. No había comunicación entre el staff y entre el staff y los clientes. Hicimos check-in y nos confirmaron el horario del desayuno, pero nadie indicó nada más. Hasta que ya en la cena, escuchamos a unas personas a nuestro lado decir que ellos tienen el turno de las 09:00h para desayunar. Les preguntamos qué es eso de turnos y nos comentan que hay unos turnos para desayunar. Primera noticia. Nos acercamos a recepción y la chica, muy amablemente, nos confirma que el turno es correcto y que a su compañera de la mañana probablemente se le habría pasado. Si esto es una medida especial por la situación actual, ¿cómo se te puede olvidar? Solicitamos el turno que nos encaja según la agenda que nos habíamos marcado (queríamos hacer una ruta de senderismo por los alrededores). Obviamente, el turno ya estaba completo. Y el siguiente. Tuvimos que desayunar a las 10:30h. Y ahí digamos que empezó la pesadilla. Tardamos algo más de una hora en que nos dieran una mesa, nos trajeran un plato con algo de comida dulce-salado, un café y un ¿zumo? Los platos eran los mismos para todos. Nadie nos preguntó si teníamos intolerancias o alergias. Eso era lo que había y punto. Y si querías algo más, lo pagabas. Pero si llegas en el último turno... ohhhhh la cocina está cerrada!!!! Conclusión: nos tuvimos que acercar al pueblo para desayunar. Recomendable un hotel-restaurante al lado de la gasolinera que tiene un desayuno rico y a buen precio. Como os imaginaréis la ruta de senderismo, cancelada. Perdimos toda la mañana intentando desayunar. Menos mal que tenemos sentido del humor y nos lo tomamos con gracia. Por la tarde nos acercamos a la piscina (que está en la zona del SPA, pero con unas ventanas abierta que parece semi-exterior). A la media hora se nos acerca el socorrista y nos dice que si estamos apuntados en el turno ¿qué turno? ¿otro turno también para esto? Nadie nos había comentado nada. Ni siquiera en la piscina lo ponía. Para nuestra sorpresa, nos invitaron a abandonar las instalaciones porque no teníamos turno y nos cargaron 5 euros por persona por usar la piscina!!! ¿Pensábais que esto terminaba aquí? Pues no. Tras nuestro éxito en la piscina decidimos irnos a la habitación y utilizar la bañera-jacuzzi. Otra sorpresa. ¡No había agua en la habitación! Ningún grifo funcionaba: lavabo, retrete, bañera.. nada. Llamamos a recepción y la chica muy sorprendida dice que eso no es posible. Que nadie se ha quejado. Le invitamos a que suba y ella misma lo compruebe. Nos dice que va a preguntar internamente. Media hora después, seguimos sin agua, nos llama y dice que no sabe por qué puede ser. Otros 15 minutos después nos vuelve a llamar y nos confirma que es por el riego. Cuando riegan puede que afecte a las cañerías de la segunda planta. Al menos nuestros vecinos de habitación se lo pasaron en grande. Las paredes son muy finas y se escucha TODO, TODO, TODO. Y qué suerte que alguien disfrutara del hotel ese fin de semana. Conclusión: el hotel es muy chulo, en un enclave maravilloso, con un potencial increíble pero la pésima gestión hace que se convierta en una experiencia poco grata. Si puedes irte a otro hotel-casa rural de la zona, seguro que tu viaje es más especial y mágico. No dejes que una mala gestión pueda arruinarte tus días de descanso.…
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