El agua de la alberca estaba casi hirviendo, imposible estar más de 30 segundos dentro. No hay intimidad no hay pestillo para cerrar que no entre nadie y hay ventanas que te ven desde la calle. Mucho ruido porque la ventana da a la terraza de un bar. Nada relajante. No volveremos. La comida bien lo único que se salva.
Es la segunda vez que volvemos a este hotel y sin duda que volveremos a repetir .el hotel es precioso tiene un aura te calma y Tranquilidad y la comida que prepara la AMA del hotel es fabulosa con verduras y frutas del propio huerto 😋los Baños te dejan como nuevo y Julia siempre incontada de ayudar te in cualquier cosa .muchas gracias a todos
Fuimos 3 noches,la verdad es que salimos un poco decepcionados,hace falta una reformita,puede ser rural pero estar algo mas cuidado,la atención fue buena por parte de la recepción y la limpieza también estaba bien,las habitaciones bastante antiguas,fuimos a los baños...por 18e podian poner de cortesia unos tes y unos albornoces o algo,me pareció algo caro para lo que era,las vistas eran impresionantes eso si,se veia de fondo todo Almeria y sus montañas,hay bares alrededor para poder tapear y los findes ponen puestecitos.
Después de un largo día de moto, yo y mis amigos llegamos al hotel. Allí nos recibieron María y Julia, que nos trataron como si fuésemos familia. Nos ayudaron a instalarnos y a gestionar la reserva de la alberca para el grupo, ya que llegamos un poco tarde y las horas dentro del horario "normal" estaban ocupadas. Cenamos bien en el mismo hotel, atendidos por la permanente sonrisa de Julia, que nos aguantó de buen humor durante toda la cena y la copa posterior. Un 10. Dormimos como niños y marchamos al día siguiente no sin pensar que deberíamos habernos quedado al menos un día más. Volveremos :-)
Almorzamos unos menús en la terraza, aunque el espacio del restaurante interior es muy bonito, y la verdad es que nos atendieron muy bien, y la comida estaba bastante buena. Además fueron amables con los niños permitiendo un medio menú a mitad de precio en el que sólo les quitaban el primer plato, y luego nos invitaron a café. Luego accedimos a la zona de baños termales. Tienen dos salas bien amplias con dos albercas cada una, en la que nosotros, que íbamos con nuestros dos niños y un bebé, pudimos estar la mar de agusto durante la hora larga en la que estuvimos, con una ambiente relajante pero no cargado, y una temperatura de agua muy buena para que los niños no se quejaran de que estaba muy caliente. El hecho de poder disponer de todo el espacio para nosotros supuso que pudiéramos estar jugando con nuestros niños sin molestar a nadie, al tiempo que tuvimos un momento familiar privado muy agradable, cosa que no es fácil encontrar en otros balnearios. Los espacios comunes son muy bonitos, con pasillos porticados y un patio alargado central muy estético. Las habitaciones del hotel no las conocimos, pero por lo que vimos, la decoración en estilo rural y con antigüedades está bastante cuidada, y, aunq no haya aire acondicionado en las habitaciones, es un edificio antiguo de muros gruesos, por lo que dudo mucho que cueste tanto dormir en las noches de verano... Pero bueno, la ausencia de aparatos se puede considerar consonante con el ambiente tradicional y rural que tienen todos los espacios del establecimiento. En cuanto al trato, nosotros nos sentimos bien y amablemente atendidos, y nos cobraron finalmente lo que nos dijeron que costaban las cosas, aunque es cierto que nos temíamos que los precios se iban a incrementar con el IVA. …
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