Las camas eran muy incómodas, estaban hundidas. Aunque ellos no tienen culpa,el parking es muy estrecho e incómodo para maniobrar. La ubicación es excelente, al lado de la ría y muy cercano al centro. La chica es muy amable y nos aconsejó sobre sitios para comer y visitar.
Hemos estado alojados en Hotel Ripa y el recibimiento del personal y el descanso de maravilla. Nos han tratado como en casa y volveremos . El parking al lado y súper seguro . Volveremos a vernos . Muchas gracias
El hotel es pésimo. Lo único bueno que tiene es la úbicacion, el resto, fatal. Se escucha muchísimo ruido, tiene una ventana que da a un patio interior, la ducha medio rota, no ponen cepillo de dientes, la cama incómoda, no hay ascensor por lo que tienes que subir las maletas por las escaleras, etc. En resumen, muy mal el hotel, nada recomendable. Lo peor, lo ruidos (se escuchan las duchas de otras habitaciones, las cisternas del baño...lamentable). Tengo muy claro que no voy a repetir. Además el precio de la habitacion muy caro para lo que realmente es.
Lo único bueno que tiene es la ubicación. La entrada al garaje es muy estrecha. El dueño nos ha dado una bienvenida un tanto peculiar, porque al tener que hecharnos una mano para poder meter el coche en la plaza que nos correspondía nos ha tratado con arrogancia y soberbia. En medio del pasillo te encuetras con una cocina y con un agujero en el techo. Se escuchan muchos ruidos. La recepcionista es agradable. Si tu intención es estar de paso y pasar una o dos noches, creo que saldrás de paso, pero si no, recomendaría no quedarte en este sitio. Seguro que en el gran Bilbao hay sitios con mucho encanto deseando de que les visitéis.
Lo mejor que tiene es la ubicación (a 5 minutos del Arenal y Las 7 calles y a 20-30 del Guggenheim y el estadio del San Mamés) y la atención de las mujeres de recepción. Lo malo, desperfectos que se podrían solucionar fácilmente (el radiador del wc perdía agua, la menta de la puerta de entrada a la habitación estaba rota), una discoteca justo debajo y falta de profesionalidad de las personas que se encargan del hotel durante durante el día (entrar en la habitación con cartel de ocupado o quedarse dormida en la sala, roncando, mientras hay gente por ahí y otra picando al timbre).
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