Lo primero que nos llama la atención, al llegar a recepción, es que el empleado está sin mascarilla —atendiéndonos así, e incumpliendo, evidentemente, el protocolo oficial anti-covid—. Pero, al día siguiente, al hacer el 'check-out', nos atiende una empleada... también sin mascarilla. (Indicar que nosotros sí cumplimos con la normativa, sin desprendernos en el interior de la preceptiva mascarilla). Nos enteramos que es la última noche de la temporada que el hotel está abierto (desgraciadamente, es el segundo hotel en el que nos sucede algo parecido. Y escribo "desgraciadamente" porque se percibe que estás ya en tiempo "de descuento"). La habitación, más que ser doble, es una habitación sencilla, pero de doble cama. La terraza es compartida con las habitaciones laterales, con unas jardineras de separación (lo cual no otorga ninguna intimidad). La experiencia no podemos calificarla como positiva. Y, la singular arquitectura del hotel, así como su proximidad al mar, no compensan las sensaciones percibidas, y la falta de comodidad.…
La valoración es totalmente subjetiva. Quería ir a este hotel para disfrutar de un edificio singular en un lugar muy querido. Nos encontramos con un personal atento, profesional que nos hizo sentir como en una gran casa de familia. En una gran casa mallorquina, auténtica. Algo romántica la experiencia, no por la compañía que también sino por esa sensación de antaño. Un algo caribeño, nostálgico. ¡Una delicia!
Excelente ubicación y entorno. Es un Hotel de carácter antiguo, muy agradable. El personal es muy amable. El desayuno en la terraza es estupendo y de buena calidad. El estilo "Art Decó" del edificio me encanta, siempre me ha gustado. Antes vivía en esa zona y conocí el hotel cuando estaba vacío y muy deteriorado. Este año he ido por vacaciones y me regalé una noche. El sitio es muy agradable y los trabajadores muy amables.Fue un gusto poder disfrutar de las vistas de la habitación, sobre la playa. El desayuno es de buena calidad y poder tomarlo en la terraza rodeada de palmeras me gustó mucho. Lo recomiendo de buen grado.
El Hotel Ciutat Jardí es un hotel casi familiar ubicado a pie de playa con unas vistas impresionantes. Con unas habitaciones espaciosas y algo antiguas pero muy limpias, su personal - que se desvive por cualquiera de los clientes: todo son facilidades- hace de este sitio un lugar especial al que les recomiendo venir. Un desayuno bufé estupendo y muy variado. Una terraza con música en directo por las tardes-noche donde te sirven unos cócteles magníficos. Un personal de recepción que se desvive en atenciones (estuvimos sólo una noche y mientras mi marido se iba a trabajar a mi me dieron todo tipo de facilidades para quedarme toda la mañana en la piscina y después poder ducharme y cambiarme en unas instalaciones que tienen con esa finalidad). El personal del desayuno y el de la terraza, amabilísimo y cariñoso, siempre atento a cualquier cosa que uno necesite. Tienen 2 chiringuitos en la playa donde con un pase que te dan, puedes consumir lo que quieras y que te lo pasen a la habitación. Todo facilidades. Pasamos una estancia muy agradable y debo, desde aquí, felicitar a todo el personal del hotel por ello. No dejen de venir.…
para el precio haría falta un minimo de inversión en los wc (cerrarlos) El desayuno estuvo bien, pero es un hotel demasiado recargado en su decoración, para una pareja joven resulta un tanto excesivo y viejo.
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