La ubicación está muy bien, pero es lo único bueno.El precio es barato, pero no merece la pena excepto para chavales o peregrinos.La limpieza no existe,el agua caliente tarda en salir,sale un hilo y a media ducha se corta.la calefacción la cortan y se pasa algo de frío.el "desayuno" incluido es un café o colacao con bollería industrial y ya!!! Es preferible cobrar algo y poner un servicio decente.Las paredes y puertas son papel de fumar porque se oyen todos los ruidos.Las fotos son cojonudas,pero no se corresponden a la realidad.una decepción, no deberían engañar así a la gente
El hotel no es nada agradable. Para empezar está en un primer piso, sin ascensor. El check in es muy limitado ya que hasta las 18.00 no se puede realizar. Y el check out es, lo mas tardar, a las 11.30. No ha tenido mantenimiento desde su apertura. Las ventanas son anteriores a las de PVC, la de madera, sin ningún junquillo que aísle del exterior. Se oía todas las conversaciones de la gente que iba por la calle, y ni que decir cuando pasaba un coche o el camión de la basura. Y claro, entraba aire por ellas. Cosa que en León, sobre todo en invierno, es un problema. Daba miedo subir y bajar la persiana ya que aquello parecía que se iba a romper. De 3 cristales, 2 tenían cortina y el tercero no, por lo que no podíamos subir la persiana por falta de intimidad. La cama está compuesta por somier de tabla y colchón de espuma : son incomodas y te hundes por completo. No dispone de sábanas bajeras, utilizan para ello sábanas encimeras y al final de la noche, terminas con la cama deshecha. De mis sábanas salias pelotillas negras que aun estoy por determinar lo que era. Las camas tienen 2 mantas: una de ellas hace la labor de sobrecama y la de abajo mejor ni hablar de ella... La habitación es pequeña y no dispone de mucha luz, pero como tampoco podíamos subir la persiana... Nada mas entrar en el baño tras el chech in, nos encontramos pelos cortos por toda la taza. La ducha no dispone de agua caliente, y la presión no podía ni limpiar el jabón que tenía en el cuerpo. Doy fe que el agua de León es muy fria. Y mas en un mes de noviembre cuando en el exterior hace 9 grados. La calefacción apenas da calor, y lo que da, se esfuma por la ventana mas aislada. Del desayuno mejor ni hablar puesto que hemos tenido que salir fuera a desayunar en algún bar. Dispone de bollería industrial, y un calentador de leche insalubre. Además el habitáculo no es nada agradable. Habitualmente viajo de mochila y he estado en bastantes países, y jamas he visto nada parecido.…
En la habitación por el precio y ubicación no se puede pedir más. La atención deja mucho que desear: el agua caliente cerrada, nadie nos explicó como abrirla y tuvimos que buscar. El desayuno deficiente, todo envasado y de mala calidad y sin atención alguna.
Una habitación en el centro ,buenos colchones , el agua caliente fallaba pero lo esperábamos. El desayuno esta más pensado para peregrinos , ya que las cafeterías de la zona empieza a las 9 , pillas tostada y café por 2,5
Cutre no, lo siguiente. Son dos pisos con paredes y ventanas de papel...se escucha todo de las habitaciones de al lado así como de la calle,entra muchísimo frío por las ventanas por lo que la calefacción no es suficiente y hace mucho frío. Agua con potencía insuficiente. Mucha suciedad en la habitación. Una simple sábana y una cutre manta del año 2000 a.c. Desayuno inluído preparado la noche anterior, todo industrial. Dado la limpieza de la habitación, ni lo probé...En definitiva por 35€ he ido a muchos hostales y pensiones, sencillas pero limpias, con agua caliente y cama confortable pero tan cutrísimo como este en la vida...A evitar..
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