Si buscas un hotel pequeño romántico en Luang Prabang, no te pierdas Villa Chitdara.
Los puntos de referencia que hay por los alrededores, como Wat Xieng Mouane (0,2 km) y Old Quarter Luang Prabang (0,4 km) hacen de Villa Chitdara un magnífico sitio donde alojarse en Luang Prabang.
Villa Chitdara es un hotel pequeño romántico con televisor de pantalla plana, aire acondicionado y minibar en las habitaciones, y es fácil permanecer conectado durante la estancia, ya que ofrece wifi gratuito para los huéspedes.
El hotel pequeño tiene recepción abierta 24 horas, conserje y espacio para guardar el equipaje. Además, los huéspedes pueden disfrutar de desayuno incluido, lo que lo ha convertido en una opción popular entre los viajeros que visitan Luang Prabang. Para los huéspedes que tengan coche, hay aparcamiento disponible.
Cuando estés en Luang Prabang, es posible que te apetezca probar dumplings en algún restaurante cercano, como Mango Garden Restaurant.
No faltan cosas que hacer por la zona: explora populares jardines como Pha Tad Ke Botanical Garden.
El personal de Villa Chitdara está deseando atenderte durante tu visita.
Un pequeño hotel lleno de encanto. Su dueña,una mujer encantadora, el staff increíble y unos fantásticos desayunos,no se puede pedir más. Con unos jardines,muy bonitos y las habitaciones,con balcón son una delicia
Excelente ubicacion. Tranqulo. Buen desayuno. Ideal para ver la ceremonia de las limosnas. A pie llegas a todos los lugares de mas interes dentro de la ciudad. Varios templos, el mercado de noche y el Palacio Real a menos de diez minutos andando.
El hotel se encuentra muy cerca del centro y el mercado nocturno. El desayuno está bien. Es un hotel pequeño pero con mucho encanto. Los monjes pasan cada mañana por la puerta del hotel y reciben ofrendas de los vecinos.
Está situado muy céntrico, a una calle de la principal, de estilo colonial, personal amable y muy limpio. El desayuno es bueno, eso sí no olvides que no usan aceite para guisar y los huevos se hacen con mantequilla.
La habitación pequeña pero muy funcional, acogedora y romántica. Su ubicación en una calle muy tranquila es excelente, a escasos 200 metros de la avenida principal donde están todos los restaurantes y el mercadillo nocturno más bonito y tranquilo de todo nuestro periplo de 29 noches por el sudeste asiático, con las mejores artesanías. Además por su frente pasan todos los días a las 06:15 los primeros monjes para recibir las limosnas del pueblo (tagbat), todo un espectáculo a ojos de un occidental. El servicio y atención del personal fueron muy buenos, y el desayuno es escaso en variedad pero aceptable. El hotel tiene mucho encanto y es casi un hotel 3*. Recomendable.
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