Nos alojamos en este hotel por tres noches en el mes de enero. Como llegamos a Drake en avión, la llegada al hotel fue por carretera, bueno, más bien un camino de tierra lleno de baches, boquetes y demás pero que en todoterreno se hace llevadero, aunque es un trayecto largo. La salida la hicimos en lancha y, como la llegada si se hace por este medio, te tienes que meter al mar para llegar a la lancha, así que hay que ir con el calzado adecuado o descalzo y no llevar pantalones largos salvo que no te importe mojarlos. La bajada hasta la playa para coger la lancha es larga y por un camino rústico que, si llueve, se vuelve muy resbaladizo, así que recomiendo que se lleve el menor equipaje posible, aunque el personal del hotel puede subirlo y bajarlo por ti si lo solicitas. El entorno del hotel es espectacular. Está enclavado en plena naturaleza con unas vistas al mar y unos atardeceres preciosos y rodeado de vegetación y animales: vimos monos de varias clases, tucanes, colibríes... Lo mejor. Sin embargo, el hotel en sí es muy básico. Las cabañas se encuentran situadas de cara al mar y, por lo menos la nuestra, tenía unas vistas al océano preciosas. El interior constaba de una cama de matrimonio y una cama individual y una consola con un estante bajo, nada más. Ni armario, ni mesillas ni ningún otro tipo de mobiliario. En la terraza había un banco de madera y dos mecedoras de plástico. Dos de las paredes de la habitación (la que da al mar y la que se sitúa frente a ésta) son de tela metálica, lo que al final viene bien porque se crea una corriente de aire que refresca la habitación porque, evidentemente, no tiene ni siquiera un ventilador. Las puertas que dan a la terraza tiene unos grandes huecos entre ellas y entre ellas y el suelo y el techo pero, a pesar de eso y sorprendentemente, no tuvimos casi ningún insecto en la habitación. El baño es pequeño, pero tiene lo suficiente, aunque sin agua caliente. Afortunadamente debido al clima del lugar el agua nunca está muy fría. En cuanto a amenities, solo había dos pequeñas pastillas de jabón. En las habitaciones no hay enchufes, con lo que no se pueden cargar los aparatos electrónicos. Para cargarlos hay que hacerlo en recepción, donde también hay wifi, aunque un poco lento. Nosotros aprovechábamos la hora de la cena para cargar los aparatos. En cuanto al agua, en recepción tienen un bidón en el que puedes recargar tus botellas. Por lo que respecta a la comida, es muy sencilla. Bien preparada pero platos muy sencillos. No es bufé, es un menú fijo aunque, a veces, te dan a elegir entre dos opciones, pero otras es plato fijo. Para mi era una cantidad correcta aunque si una persona come mucho puede ser que le resulte un poco escasa. El desayuno también es fijo y muy básico, no hay mucho donde elegir, pero suficiente. Es cierto que el hotel está muy poco iluminado y recomiendo que se lleve una linterna para caminar por él durante la noche, porque se ve muy poco. Los objetos personales, como pasaportes, dinero etc, para no tener que llevarlos en las excursiones, lo puedes dejar en recepción. La dueña te los recoge, los pone en una bolsa que cierra en tu presencia y los guarda. Igualmente, en recepción hay un armario con llave para guardar la comida que se pueda llevar, ya que no es recomendable dejarla en la habitación porque entran los monos rasgando la tela metálica de las paredes para cogerla. Nosotros dejamos nuestra comida en recepción y, aún así, nos entró un mono en la habitación porque llevaba un desodorante con olor a coco. Así que ya sabéis, ningún cosmético con olor a fruta jeje. Eso sí, nos repararon la tela metálica rota en un momento, muy eficientes. A cambio de todo lo anterior, el hotel está en plena naturaleza. Por delante del mismo pasa el sendero Drake, que por un lado te lleva a Bahía Drake y por el otro al río Claro, que fue el que hicimos nosotros, y es espectacular. Además, en la bajada desde el hotel a la playa vimos gran cantidad de monos que incluso bajaban al suelo cerca de nosotros. En resumen, un hotel muy básico en un entorno espectacular. A aquellos que les guste la naturaleza, les compensará las deficiencias en cuanto a comodidad que pueda tener el hotel porque el entorno natural es espectacular.…
Un lugar metido en la jungla. Excelente atencion, rica comida. Sobresale el programa de conservación de los dueños con la excelente orientación de la bióloga Jenifer. Increíble vista al océano y tranquilidad al maximo.
Lugar paradisiaco con unas posibilidades inmensas completamente desaprovechado. Sin luz, casi sin agua y la poca que caía, completamente fría. En el exterior, ni unas tristes luces solares para no matarte por allí (alguno pensará utilizar la linterna del móvil... pues no, porque no tienes luz en la cabaña y no los puedes cargar, ni el móvil, ni la batería de la cámara, ni la del ordenador). Las cabañas sucias, la comida de rancho. Sólo merecía la pena el lugar que es ídilico y Óscar, un chaval amble que hace lo que puede por arreglar algo el desastre. Ah, y cuando llegas te das el primer baño porque no hay pantalán, tienes que tirarte desde la barca al agua!!! Esto ya no sé si es cosa de la agencia pero a nosotros nos ofrecieron kayas y visita a la cueva de los murciélagos que nunca llegó, ni lo uno, ni lo otro.Y de primera línea de playa nada, hay que bajar y bajar y bajar, la playa paradisíaca pero con unas corrientes que mejor no bañarse, además nadie te va a ayudar. Si este lugar lo cogiera alguien con ganas... ¡menudo sitio!…
Es sentirte libre y en plena naturaleza. Ver desde la cama el mar, la isla del caño... y oír y ver la infinidad de animales. Sin lujos pero muy completo y la atención increíble. ANÉCDOTA: te bajas de la lancha directamente al mar! Asi que id con calzado adecuado o bajar descalzo. Y con pantalón corto. Soy un poco comoda pero recomiendo vivir esta experiencia.
Visité el lugar con mi novia y una amiga de ella, la reserva se hizo por 1 habitación sencilla y 1 doble, al llegar al lugar nos tenían una habitación triple y al mencionarle al encargado él no tenía ni idea, por ser temporada baja tenía más habitaciones pero todas alejadas de la principal, por lo que la amiga quedaba muy lejos y en el lugar no hay servicio de luz después de las 9:00 pm. Dadas las circunstancias decidimos tomar la habitación triple ya que nos dijeron al día siguiente la habitación de al lado quedaba desocupada y nos la daban a nosotros, al día siguiente nos dijeron que se podía, que la gente se quedaría más tiempo. Después del viaje me comuniqué con los responsables de la reserva por medio de un correo y nunca me lo respondieron, cuando llamé la encargada, que es la misma dueña no quiso siquiera hablar conmigo y solo me dijeron que no se haría reembolso de dinero por la diferencia de precios entre dos habitaciones y una triple. La verdad considero muy mal hecho, les falta mucho en servicio al cliente.…
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