Soy una gente maravillosa, una comida excelente, un sitio único también sobre todo para los amantes de la naturaleza y un precio alucinante Recomendable 100 × 100, es una pena que quede tan lejos para no poder ir muchas más veces. Pero ya que se va también se puede quedar ahí a dormir en los apartamentos tan chulos que tienen
Laura y Elías son personas maravillosas. Me considero afortunado por haberles conocido. Volveré. GRACIAS. TripAdvisor me obliga a escribir más, pero podría resumirlo con lo de arriba. Recomiendo que quien vaya lo haga para descansar y relajarse, y que se deje recomendar.
Excelente comida casera y gran atención. El pote es el mejor que hemos probado nunca, un 10. El cachopo también impresionante. Se nota que es comida casera preparada con buenos productos. Los postres también excelentes. El restaurante se ubica en el pueblo de Monón, en plena naturaleza asturiana. El sitio ideal para coger fuerzas comiendo después de una marcha por la montaña.
No tenemos palabras para describir la experiencia, un 10 me parece poco. Entrar en el pueblo, es pura magia, sus tejados de pizarra y sus muros de piedra con más de 500 años de historia, te hacen detenerte y respirar profundo. Con qué empezar? Para empezar la atención de Laura y Elías, un matrimonio que nos hizo sentir como en casa. Amables, cariñosos de los que te dedican tiempo. Comida 100%casera y ecológica, un deleite para el paladar, un puchero de los antiguos, unos fritos con receta secreta, una ensalada que sabe a ensalada, un arroz con leche, un pollo casero, un cachopo sin florituras... El desayuno con mermelada, miel y creps caseros, no recuerdo cuánto he comido tan bien y SANO. El pueblo de cuento, el paisaje VEEEEEEERDE, hasta las piedras, pureza ambiental. La acogida de Laura y Elías, es inmejorable como ir a casa de tu abuela, mimo puro y detalle. En el bar conocimos a todos los habitantes del pueblo, Antonio, el cual plantó el impresionante castaño allá por el 1700, un guía excepcional con mucho sentido del humor y su mujer Elisa, mis padres adoptivos, mejores guías imposible, nos enseñaron las rutas, y nos llevaron con ellos, vimos su casa con una cocina de 500 años!!!! Roberto, Rita y Diego, nos hicieron sentir uno más. No me puedo olvidar de Lua, la perra del pueblo que nos hizo de guía, indicándonos el camino, perra querida y mimada, casi me la llevó, pero en ningún sitio estaría mejor que allí, con los mimos de Roberto. Las rutas para desconectar, un paisaje de cuento de enanitos, creo que vi hasta algún hada. El pueblo no tiene cobertura, lo cual aumenta el encanto, y te permite desconectar. Respirar aire puro, conectar con las personas, dialogar al amor y experiencia de la gente. VOLVEREMOS SEGURO, GRACIAS A MONÓN POR OFRECER ESTA EXPERIENCIA INOLVIDABLE Luna, Toño y Maria a.…
Lo que no dicen es que para llegar hace falta cruzar un puerto de montaña llamado “La Marta”, un puerto con una carretera muy estrecha donde no caben a la vez dos coches, sin quita miedos y con (naturalmente) grandes precipicios. Si vas, como yo, con un coche de alquiler y en solitario no es recomendable. Llamé al hotel para solicitar otra ruta alternativa y el trato fue totalmente rudo. Mucha falta de empatía en un lugar donde, por la ubicación, debería ser lo primero. Quedaron en llamarme y nunca lo hicieron, anularon mi reserva en el mismo momento pero me han cobrado 100€. Nefasto.
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