Estuvimos 10 días y volveríamos encantados.Es un sitio tranquilo y muy bien ubicado ( a 10 minutos de Dinan, 15 minutos de Saint Malo. La habitación para 3 personas era amplia y ofrecía bonitas vistas sobre la Rance y Saint Suliac. El servicio de limpieza es muy eficiente y deja la habitación super limpia. Los desayunos son copiosos. La atención de Patrick, el dueño del hotel, es optima. Sencillamente excelente !!!
Nos lo recomendaron unos amigos (¡gracias!) y acabamos quedándonos tres noches. Situación perfecta, ajena al bullicio de los destinos típicos de la zona (Saint-Malo, Dinan, por no hablar del Mont Saint-Michel) y a sus precios. Decoración rústica y volcada en los detalles, habitaciones amplias, desayunos completos, amabilidad y unos precios altos, pero adecuados a la zona y al producto que finalmente sirven. Y las vistas...
Nos quedamos acá con un grupo de amigos para recorrer Saint Malo y Mont Saint Michel pues nos quedaba cerca de ambos. El hotel anda bien para llegar en la noche e irse temprano, bastante limpio. Ojo si llegan con grandes maletas o silla de ruedas pues no hay ascensor. El señor que atiende cuando se llega y que está en los desayunos es agradable. Desayuno bien sencillo, lo más lindo fue la vista que me tocó de la habitación.
El hotel se encuentra al borde de la ría del Rance entre Saint Malo y Dinan en una antigua casa rural restaurada magníficamente. Me pareció un sitio muy bonito y una base apropiada para hacer excursiones por la parte Norte de Bretaña. La principal dificultad es encontrar su localización en Plouer. Llegar por la noche es casi imposible, pero es un lugar muy pintoresco y con unas vistas extraordinarias desde las habitaciones. La atención es esmerada y los dueños muy amables, aunque el desayuno es un poco escaso. Una pequeña joya restaurada a la manera francesa
Esta fue nuestra primera experiencia be & be en Francia y ahora todo lo demás tendrá que estar a la altura de un estándar muy alto que se estableció aquí. Las buenas experiencias comenzaron (y terminaron) con el propietario, Patrick. Es un anfitrión maravilloso, camarero y fuente de conocimiento local y también ofrece un desayuno muy bueno. La propiedad en sí es hermosa y las habitaciones son amplias y cómodas. La vista del río Rance es espectacular desde el nivel superior. Muy recomendable.
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